- Sales Hackers
- Posts
- Relativizando II
Relativizando II
Cambio de opinión
Me formé en una gran ciudad.
Luego decidí vivir de otra forma.
Y ambas cosas fueron un acierto.
Durante mucho tiempo, trabajar en Madrid fue un sueño cumplido.
No uno de esos sueños que te caen del cielo.
Uno que se trabaja.
Que se madruga.
Que se trasnocha.
Que se pelea.
Tuve la suerte —y la disciplina— de estar en empresas grandes.
Equipos grandes.
Proyectos que salían en medios.
Clientes que impresionaban en las cenas de Navidad.
Y no me arrepiento.
Fue una etapa preciosa.
Aprendí muchísimo.
Crecí.
Me empujé más allá de mis propios límites.
Pero también hubo un momento en que algo empezó a cambiar.
No fuera.
Dentro.
No fue un colapso.
No fue una crisis.
Fue una sensación suave, pero clara:
Esto ya no es lo que quiero.
Mi primer hijo tuvo parte de culpa.
Y esa frase, cuando la aceptas, lo cambia todo.
Cambió mi dirección.
Cambió mi forma de medir el éxito.
Cambió mi vida.
Decidí mudarme a un pueblo.
Donde el silencio no pesa.
Donde el reloj no manda.
Donde no tienes que parecer nada.
Solo ser.
Y monté mi propia empresa.
Desde aquí.
Trabajando con gente de todo el mundo.
Sin tener que demostrar nada.
Ahora trabajo diferente.
Sigo siendo ambicioso, sí.
Sigo queriendo crecer.
Pero ya no lo hago a costa de todo lo demás.
Hoy tengo tiempo para mirar por la ventana sin culpa.
Para comer sin prisa.
Para tener ideas.
Para tener paz.
Y no, no reniego de lo que viví en la ciudad.
Fue parte de mi historia.
Me dio herramientas.
Me formó.
Me abrió puertas.
Pero cada etapa tiene su tiempo.
Y saber cerrarla, también es sabiduría.
No siempre vamos a querer lo mismo.
No pasa nada por cambiar de opinión.
No pasa nada por dejar de correr.
No pasa nada por elegir algo distinto.
A veces, el mayor acto de valentía no es seguir…
Sino detenerse.
Escucharse.
Y empezar de nuevo.
El éxito no es una línea recta.
Es una colección de decisiones que te hacen sentir en paz con lo que haces.
Y con lo que eres.
Hoy no llevo corbata.
No me importa tanto ganar siempre más, y ascender y comprar.
No tengo afterhours con los colegas de oficina.
No tengo ni uber ni cabify.
Pero tengo horizonte.
Otros amigos.
Diferentes planes.
Y eso, para mí, vale algo más.
Por lo que te digo una cosa.
Disfruta lo que tengas y no pasa nada por querer cambiar.
Cambiar no es malo.
En los negocios.
O en la vida.
Que pases un día genial.
Buenas ventas,
Javi Consuegra.